Creatividad lingüística del poder político para hacer más «digerible» la crisis

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Una buena amiga y compañera, indignada como está –como estamos– con la que está cayendo, me envía una recopilación de eufemismos sobre la crisis con los que se están empleando a fondo nuestros políticos. Aquí la reproduzco tal cual, pues no tiene desperdicio:

El lenguaje político contamina el lenguaje administrativo, donde se dice para no decir nada.

Mejora de competitividad: congelación de salarios.
Gravamen de activos ocultos: amnistía fiscal.
Recorte temporal de solidaridad: subida de impuestos.
Ticket moderador: copago sanitario.
Flexibilización del mercado laboral: abaratamiento del despido.
Medidas de consolidación fiscal: recortes.
Devaluación competitiva de los salarios: bajada de sueldos.
Activos ocultos: dinero negro.
Crecimiento económico negativo: recesión económica.
Excedentes empresariales: beneficios empresariales.
Coste laboral unitario: beneficio del trabajador.
Expediente de regulación de empleo (ERE): despido colectivo.
Concurso de acreedores: suspensión de pagos.
Activos adjudicados: inmuebles embargados.
Modificación tarifaria: subida de precios.
Línea de crédito o auxilio financiero: rescate económico.
Extremadamente improbable: imposible.
Emprendedores: patronal o empresarios.

El mes pasado, un articulista (Josep Ramoneda: “Irrelevancia”, en El País) señalaba algunos otros eufemismos, subrayando que “durante las últimas semanas el Gobierno ha dado a todos sus portavoces la consigna de dramatizar la situación económica para atemorizar a la ciudadanía”:

Reformas: recortes.
Ponderación fiscal: subidas de impuestos.
Reorganización funcional de los servicios públicos: privatizaciones.
Reforma laboral para crear empleo: abaratamiento del despido.

Yo, más que dramatización veo edulcoración. Desde los famosos «brotes verdes» y otras curiosidades no ha llovido, en verdad, tanto.

Parece que han pasado cuatro días (en realidad, cuatro años) desde que, arreciando ya el vendaval de la crisis, Rodríguez Zapatero, anterior jefe de Gobierno, hablaba de “desaceleración” y de “contracción” para referirse a la crisis económica. Un artículo en ABC (“Las palabras malditas del Gobierno”) recogía esos eufemismos y otros como:

Ajuste económico; contracción económica; paréntesis o dificultades.

Unos pocos días después, El País publicaba un extenso reportaje bajo el título “En español se dice crisis”. En el primer párrafo ya se indicaba que “detrás de cada eufemismo hay un tabú indeseable”. El eufemismo como instrumento del poder. Así nos lo presentó George Orwell en su famosa novela 1984, donde el Ministerio del Amor era el encargado de mantener el orden y el Ministerio de la Paz, el de la guerra.

El periodista José F. Beaumont escribía en 1993, bajo el título “Disfraz administrativo”, un artículo (El País, 3 de marzo) en el que denunciaba el trasvase del lenguaje político al lenguaje administrativo, donde se dice para no decir nada. Y ahí estamos. Páginas y páginas de boletines oficiales de tantas y tantas administraciones que recogen un lenguaje enmascarador de la realidad. En su artículo cita a un taxista de Madrid que opina que “a los políticos se les entiende mejor cuando están en la oposición”. Pues eso: todos a la oposición y empezaremos a entendernos.

2 comentarios en “Creatividad lingüística del poder político para hacer más «digerible» la crisis

  1. Anónimo

    Profesor Badía, no se si era o no un político, aunque podría serlo, aquel que se dirigía a su interlocutor de la siguiente guisa: «Mire usted, es que si le digo le miento»…
    Gracias por sus acertadas perlas.
    F Glez.

    Responder
  2. Pingback: Nuevo Madrid » La carta en la que el Gobierno pide el rescate está llena de ‘errores’

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